14/5/10

Propuesta Alternativa y Partidos Tradicionales

Guillermo Moreno

No está en discusión que el país padece una profunda crisis. Da testimonio de ello la corrupción generalizada, la complicidad de autoridades con el narcotráfico y el lavado de activos, el aumento del consumo de drogas en todos los estratos sociales, la inseguridad ciudadana, la debilidad institucional, el precario estado de derecho y jurídico, la impunidad y privilegios, la ausencia de una cultura de respeto a la ley, todo esto operando en un modelo económico caracterizado por la inequidad social.

No está en discusión que la salida a esta encerrona en que han metido al país requiere de una propuesta alternativa que se exprese en un nuevo liderazgo político social y en una nueva mayoría política.

(Lo “alternativo” se define aquí como compromiso político para enfrentar de raíz las causas que generan el actual estado de cosas, a sus responsables y producir un cambio de rumbo).

(Que una franja de la ciudadanía asuma que la situación del país demanda de una “solución política” constituye un salto cualitativo respecto de la visión, predominante hace unos años, en que se esperaba que las denuncias o las propuestas de tecnócratas o los buenos consejos al gobierno, produjeran cambios, bajo la premisa de que el sistema político generaba autoridades e instituciones en capacidad de responder a esos reclamos.)

Lo que sí está en discusión es el modo como se va a construir la propuesta alternativa. Visiones y estrategias diferentes compiten en ese propósito.

En el escenario político dominicano varios partidos y movimientos, nuevos unos y otros con más de una década, impulsan la construcción de propuestas alternativas aliados a uno de los partidos tradicionales.

Algunos justifican los acuerdos con las cúpulas tradicionales, como parte de un ejercicio de oposición al llamado partido de gobierno. Se trata de una posición errada. Los tres partidos tradicionales han gobernado de modo ininterrumpido en los últimos 44 años, por tanto son los responsables del actual estado de cosas. Es falso creer que hay una barrera infranqueable entre gobierno y oposición. Actualmente estos tres partidos co-gobiernan, sin mayores diferencias, en los ayuntamientos, en el congreso y en otras instituciones de poder del Estado.

En el espacio político que impulsamos, Alianza País, hemos rechazado este camino para la construcción de la propuesta alternativa. Si algo caracteriza, en la actualidad, a los partidos tradicionales es que sus direcciones están bajo el control de los sectores más conservadores, corruptos y autoritarios, y han desplazado o neutralizado a los sectores de tradición liberal y progresista, con la agravante de que éstos permiten se les exhiba como piezas de museo.

Estas tres formaciones políticas tradicionales, en estos momentos, constituyen un único partido, unificado en unas mismas prácticas clientelares y demagógicas, en un ejercicio corrupto del poder, y sobre todo en ser responsables de la imposición de un modelo económico y político que fomenta la exclusión de las grandes mayorías de sus derechos sociales, económicos y políticos fundamentales.

Lo anterior no equivale a negar la existencia de contradicciones al interior de cada una de las formaciones políticas tradicionales, y de éstas entre si. Sostenemos que el modo de incidir en esas contradicciones, en la perspectiva de construir una nueva mayoría política, es por medio de un ejercicio de oposición real e independiente, al tiempo que se construye una propuesta política que en sus objetivos y en su práctica se diferencie claramente de ese único partido que integran las tres cúpulas tradicionales.

Si algo es dramático en el sistema político dominicano es el vacío que representa la ausencia de propuestas alternativas en capacidad de agrupar a la franja más consciente de la ciudadanía y de ganar simpatía en los sectores que se van liberando de la tutela e influencia de las cúpulas de los partidos tradicionales. La convergencia, en estos momentos, con estas cúpulas desalienta los esfuerzos por construir y hacer despegar en forma independiente una propuesta alternativa y siembra el escepticismo en la población con un discurso crítico.

Que la propuesta alternativa se construya con independencia de los partidos tradicionales es una condición esencial a los propósitos de producir un cambio de rumbo en el país. Pero no es suficiente. De esto trata el próximo artículo.

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