25/4/10

Coyuntura electoral del 2010 y Alianza País (Documento)

Por Radhamés Pérez

COYUNTURA  ELECTORAL DEL 2010

Con un proceso devaluativo sin precedentes de la política, una pérdida progresiva de las identidades partidarias y un uso abusivo de los recursos del Estado en campañas electorales, asiste la sociedad dominicana a su cuarta elecciones de medio término.

En este proceso predomina un discurso descalificador entre las principales opciones, relegando a la formalidad, por tanto, posibles agendas y propuestas programáticas, lo que se agrava por la ausencia de voluntad real en la clase política para buscar convertir en hechos los compromisos de campaña.

Llama la atención, además de las carencias indicadas, el paso frecuente y creciente en número de dirigentes y grupos de seguidores de un partido a otro, como la magnitud en el gasto de campaña de candidatos, lo que sugiere una procedencia dudosa del dinero de muchos candidatos/as.

Aun con 26 franquicias y millares de candidatos, la crisis de credibilidad que en su imagen proyectan los integrantes del sistema partidario empuja al desgano y a la indiferencia electoral a una franja cada vez más extensa y numérica de ciudadanos/as. Esto, que como crisis afecta tanto a lo que es como lo que se puede autodenominar alternativo en el campo político nacional, desafía con más fuerza el ingenio, la creatividad y el compromiso practico de quienes, como es el caso de Alianza País, creemos en la pertinencia histórica de un nuevo proyecto alternativo en la sociedad dominicana.

Pretendiendo el estudio especifico de la actual coyuntura y motivar un mayor grado de reflexión que nos permita conectarnos mejor con la realidad dominicana, compartimos las notas descriptivas y valorativas que hacen posible el presente documento.

LOS PARTIDOS POLITICOS PASAN A SER FINCAS Y FACTORIAS DE SUS NUEVOS LIDERAZGOS

Sin parámetros éticos en el ejercicio de la política y la función pública y carente de referentes doctrinales, las entidades partidarias predominantes en el escenario electoral dominicano corrompen todo lo que tocan, pervierten la función partidaria y reducen aun más sus propósitos al lucro y beneficio material de pequeños y poderosos grupos infra-partidarios.

Las cúpulas partidarias han convertido la actividad política en el medio más seguro y rápido para acumular riquezas y lograr ascenso social.

Ni siguiera guardan la forma tras sus pérfidos intereses y propósitos. Ya no hay discurso ni pose que pueda encubrir su real naturaleza ni los niveles de podredumbre que alcanzan a sus partidos.

Con honrosas excepciones en sus liderazgos máximos, los grupos de poder dentro de los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y el Revolucionario Dominicano (PRD) siguen reforzando la degeneración de dichas colectividades, convirtiéndola en maquinarias corrompidas y corruptoras sin control alguno.

Esto explica el debate descalificador que se da entre ambos partidos, debate cuyo aspecto nodal es quien es mas corrupto y no bondades partidarias y programáticas.

Los nuevos liderazgos de dichos partidos los manejan como fincas y factorías privadas, reduciendo cada día más su democracia interna.

Como en el baseball, las bases son útiles para ser pisadas y alcanzar nuevas posiciones o, en el mejor de los casos, para caravaneos, llenar gradas de lugares públicos y para echar sus votos en urnas que no expresan ni canalizan sus sueños verdaderos de justicia social y bienestar general.

Las primarias internas que una vez alentaron el desarrollo de nuevos liderazgos, parece que serán cosas del pasado. Las cúpulas determinan hoy, a partir de conveniencias grupales y posibilidades económicas, quienes son candidatos/as a puestos electivos en los niveles congresual y municipal.

El poder y el derecho ciudadano se ven reducidos ante el empuje de un proceso de privatización de la política, sin importar mucho el origen de la fortuna que exhiba el candidato o la candidata. Esto ultimo convierte a algunas instancias orgánicas en pequeñas “lavadoras” de dinero provenientes del narcotráfico.

En República Dominicana resulta millonaria la inversión económica que se hace tras una posición electiva de sueldo e ingreso legítimo que jamás recompensará lo invertido.

Algunos estudios establecen que sólo en publicidad un candidato a Senador o Alcalde por una provincia o municipio con alta población votante, gasta por encima de los 25 millones de pesos, en un periodo de campaña de 90 días.

EL TRANSFUGUISMO POLITICO

El curso seguido por el partidismo nacional en los últimos 15 años y la pérdida progresiva del componente de servicio y liberador de la política al ser asumida por muchos como vía para el enriquecimiento y la movilidad social, ha hecho cotidiano y en número cada vez mas creciente el paso de dirigentes, militantes y activistas partidarios de toda una vida, a otra colectividad partidaria antes asumida como oponente y hasta enemiga.

Hay que observar que sin fronteras ideológicas y programáticas sustanciales entre los partidos tradicionales, el paso de uno a otro es más fácil y las razones tienden a estar asociadas a la conveniencia individual y de pequeños núcleos, no a la asunción de valores superiores y diferenciadores que se creen existan en otra entidad partidaria. De ahí, en gran medida muchos de quienes así actúan caen en la categoría de tránsfugas y su acción es catalogada correctamente de transfuguismo.

El acto de transfuguismo es doblemente negativo cuando quien lo practica es un funcionario electo, ya que en dicho caso hay también una burla a la voluntad popular que vota a partir de su militancia partidaria y de alguna manera por la filosofía y programa del partido.

La practica y el estimulo del transfuguismo se ha convertido, en nuestra sociedad, en un factor relevante en el acelerado proceso de perdida de identidad de los partidos y en la genuflexa conducta de las elites políticas, todo lo cual refuerza la valoración de una amplia franja ciudadana que cataloga como iguales a los partidos rectores del sistema partidario nacional.

En todo esto, si fuéramos a buscar un armador central de la promoción del transfuguismo en nuestra sociedad, esta función indiscutiblemente le correspondería a Leonel Fernández, quien supera por mucho en este ámbito a Joaquín Balaguer, pionero de la misma.

SU RELACION CON LA RECOMPOSICION PARTIDARIA

Esta vieja y actualizada deleznable conducta está asociada de manera sustantiva al acelerado proceso de recomposición que ha vivido el sistema partidario a partir de la desaparición física de Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, quienes dominaron de manera preponderante el mundo político dominicano posterior a la guerra cívico-militar de 1965. Sus liderazgos, mesiánicos para muchos, les permitió crear partidos semejantes a su forma particular de ver y ejercer la política, a la vez que cónsonos a sus creencias doctrinales y paradigmas de sociedades.

Este proceso de recomposición llevó a segmentos importantes del reformismo a refugiarse bajo el liderazgo de Leonel Fernández. Así mismo, éste, Fernández, y su grupo mas intimo a lo interno del PLD, desarrollaría toda una estrategia de destrucción del PRSC, al mismo tiempo que conduciría un proceso de involución ideológica en su partido suficiente como para proyectarse a si mismo como el líder del conservadurismo político y al PLD como su nueva y mas legitima representación partidaria.

En otra palabra, Leonel Fernández y el PLD pasarían a ser para la sociedad dominicana lo que representaron Joaquín Balaguer y el Partido Reformista durante el tramo histórico que media entre las elecciones de junio de 1966 a mayo de 1996, aunque usando métodos y procedimientos distintos para enfrentar opositores y disidentes.

Esta negativa metamorfosis sufrida por el PLD, aunque ocurre teniendo como principal oponente al PRD, no significó una oposición y pugna por el poder de la nación y control social a partir de posiciones ideológicas marcadamente diferentes, sino esencialmente en lucha por lograr el control y la representación del mismo mercado político-social, bajo propósitos similares y desprovistos, por demás, de intereses populares y nacionales.

Es decir, el PRD post-Peña buscaba ser en la sociedad lo que ha logrado ser el PLD post-Bosch.

Las elites de ambas instituciones asumían como premisa básicas para su re-configuración lo sugerido por múltiples estudios y encuestas de opinión pública, que colocan a República Dominicana como una de las sociedades más conservadores de la región, sociedad por demás donde los partidos aun tenían y tienen un fundamental nivel de influencia política.

Este curso acelerado de negación de principios y de corrupción seguido por las cúpulas partidarias, es factor causal y consecuencia a la vez de la descomposición integral que registra la sociedad.

LA CORRUPCION PUBLICA SE EXPANDE CUAL CANCER QUE HA HECHO METASTASIS

La corrupción pública y privada, la impunidad judicial hacia la misma, junto a la permisible y en ocasiones cómplice actitud oficial hacia el narcotráfico y el lavado de dinero a gran escala, convierte a la sociedad dominicana en una de la más corrupta de la región.

Un escándalo de corrupción pública o del bajo mundo con ramificaciones en estamentos estatales, termina sin ser resuelto por la debilidad institucional y complicidad oficial, como también por la ocurrencia un nuevo caso de mayor magnitud e implicaciones. Así, un escándalo de corrupción pública, ahoga a otro.

Llámese Caso Paya, Caso Agosto-Sobeida o el de la Torre Aitemar, la insuficiencia judicial observada es consecuencia del inocultable vínculo de sectores oficialistas con los mismos, como del sólido manto de impunidad que les cubre.

Lamentablemente, la discusión hoy en el mundo político dominicano no es quien es él corrupto en los más altos niveles del poder, sino quien está libre de ésta estigma negativa y puede explicar razonablemente las fortunas adquiridas en su paso por el gobierno central o cualquier otra dependencia importante del Estado.

La corrupción pública ha alcanzado niveles tales, que en este gobierno, encabezado por Leonel Fernández, no hay calidad moral para negar la misma y ni siguiera poder parodiar la desfachatada famosa declaración del Dr. Balaguer de admitir su existencia a todos los niveles de su administración, aunque sin penetrar el despacho presidencial.

Incluso, una mayoría ciudadana cree que en la actual administración hay mas corrupción que en la que encabezo Hipólito Mejía. No tan solo eso, sino que, según la firma encuestadora Gallup, el 70% de los/as dominicanos/as considera que este mal va en aumento bajo la presidencia de Fernández.

UN MODELO SOCIAL INJUSTO; TRES REPUBLICA DOMINICANA

Este sistema de corrupción y complicidades, sostenido por un régimen social que concentra la riqueza y expande la pobreza, nos lleva a considerar, parafraseando a Fernando Ferrer, ex candidato demócrata a la Alcaldía de Nueva York, que tenemos NO una o dos, sino tres República Dominicana.

La 1era es la de la oligarquía tradicional y financiera, la de las elites partidarias, los altos funcionarios estatales y los grandes narcotraficantes y lavadores de dólares y euros. Esa es la República del polígono central de la Capital, de Santiago y de los resorts y palacetes de nuestras playas.

La 2da es la de los profesionales y empleados obligados a ejercer el pluriempleo para poder vivir con algún nivel de dignidad y evitar caer en el inmenso polo de pobreza que cada día se incrementa y se expande en la sociedad dominicana.

Y la 3era es aquella habitadas por los casi 4 millones de pobres, con mas de un (1) millón de indigentes, que viven hacinados/as en los cinturones de miseria de nuestras ciudades, en los bateyes y campos del país.

Aunque sesgada por la incapacidad administrativa y la naturaleza corrupta de las fuerzas tradicionales gobernantes, la situación social nuestra está marcada por el modelo económico-social que ha prevalecido en los últimos 45 años de vida republicana.

Un modelo que si bien ha posibilitado un continuo crecimiento económico, no ha evitado, sí por el contrario ha acentuado, la iniquidad y exclusión sociales, demostrando que en República Dominicana el crecimiento económico no es sinónimo de desarrollo compartido y mucho menos de equidad en el disfrute de la riqueza colectivamente producida.

Este sistema perpetúa una injusta distribución del ingreso nacional. Hace posible, así, que mientras mas del 80% de la mano de obra empleada tiene un ingreso mensual inferior a los 20 mil pesos, funcionarios, como el gobernador del Banco Central, alcanzan a tener un ingreso superior a 1 millón y medio de pesos.

ELECCIONES DE MEDIO TÉRMINO,  AHORA POR 6 AÑOS

Con esta desalentadora combinación de partidos para hacer negocios y carentes de referentes éticos y morales; de políticos y gobiernos corruptos; con una creciente influencia del negocio del narcotráfico, todo protegido por un recio manto de impunidad oficial, la Nación asiste a su cuarto y aparentemente ultimo proceso electoral de medio termino, por lo menos durante la segunda década del siglo XXI.

Como sabemos, la forzada reforma constitucional parida por la crisis política-electoral del 1994 separó las elecciones presidenciales de las congresionales y municipales. De esta última la ciudadanía ha asistido a 4, si incluimos la actual que concluirá el próximo 16 de mayo. Sin embargo, el nuevo texto constitucional vigente desde el pasado 26 de Enero y que es producto de un acuerdo de aposento entre el Presidente de la República y Miguel Vargas Maldonado, presidente del PRD, unifica en el mismo año las elecciones, lo cual refuerza el carácter presidencialista de la democracia dominicana.

Por esa razón, los funcionarios que resulten electos/as en el actual proceso durarán en funciones 6 años, no 4 como ocurría anteriormente. Esta extensión del tiempo es, entre otros, un factor primario que explica la enorme cantidad de precandidatos que se registraron, las agudas contradicciones internas que conocieron los partidos cuya muestra más tangible resultó ser el “bojote” de impugnaciones presentado ante la Junta Central Electoral (JCE) y el hecho de que de 32 senadores a elegir 27 se re-postulan, mientras que de los 178 integrantes de la Cámara Baja, 131 candidatos buscan la reelección.

Además del número de senadores y diputados, el próximo 16 de mayo la ciudadanía será convocada para elegir 155 alcaldes e igual número de vice-alcaldes, mil 149 regidores y sus suplentes; 229 directores de distritos municipales con igual cantidad de subdirectores, mas 715 vocales y 20 representantes y sus suplentes al Parlamento Centroamericano (PARLACEN), una cosa que casi nadie sabe que es y mucho menos para que sirve. A esto se agrega, 5 diputados nacionales, supuesto a posibilitar la representación de los partidos minoritarios en la Cámara Baja.

UNA CAMPAÑA INSULSA Y CARENTE DE OFERTAS PROGRAMATICAS

De estas elecciones a las que concurren 26 partidos y se elegirán 4 mil 36 cargos, llama la atención las carencias programáticas partidarias y de los propios candidatos/as. Esto torna mas insulsa, improductiva y poco atractiva la actual coyuntura electoral, muy asociada, por cierto, a las presidenciales del 2012.

Como partido oficial y primera mayoría del sistema partidario nacional, el PLD asiste a la misma con un sólido control del Congreso y con una mayoría de síndicos y regidores. Cabe indicar, sin embargo, que en este proceso 2 senadores del bloque que encabeza migraron al PRD y otro, Alejandro William, al Partido Revolucionario Independiente (PRI), mientras que 10 diputados, 6 de sus aliados reformistas y 4 propios, hicieron lo mismo hacia el partido blanco.

Mantiene a su alrededor como satélites de distintas dimensiones, a 13 de los 26 partidos reconocidos por la JCE. Esto le ha permitido acudir a la cita de mayo representando un amplio bloque electoral integrado por 14 partidos, lo cual, entre otras razones, le brinda una mayor posibilidad, en comparación con el bloque opositor articulado por 8 partidos, de controlar con una cómoda mayoría los poderes estatales en disputa.

Aun con sus conflictos y desencuentros y el cansancio que provoca en una franja creciente de la sociedad el ejercicio relativamente largo del Poder, rodeado, por demás, de graves problemas socio-económicos y de serias acusaciones de robos y corrupción que alcanzan a las principales figuras de su gobierno, todo parece indicar que el PLD y aliados ganarían las elecciones congresuales y municipales.

Esto podría ocurrir no tan solo por la cantidad de fuerzas aliadas con que cuenta; por tener un liderazgo mas unificado o por lo menos con mayor capacidad para buscar el entendimiento y por tener el control de un Estado de débil institucionalidad del que usufructúa ilegalmente bienes y recursos materiales con fines políticos, sino también por la división del PRD y su incapacidad para ejercer con coherencia y sentido de oportunidad su condición de principal partido opositor.

Los lideres del PRD ejercen una firme conducta de oposición entre si, no de su parte hacia el gobierno, como aconseja el sentido común y la lógica misma de la política. Sin decirlo, sus eventuales precandidatos presidenciales parecen estar mas empeñados en vencer a quien asumen como principal oponente, que en tornar exitosa la presente campaña electoral de su Partido.

Analizado desde esta óptica el panorama político-electoral dominicano, el PRD está compelido a emplearse a fondo en lo que resta de campaña para revertir una clara tendencia favorable al PLD y así lograr una mayor cuota de poder en el Congreso y los ayuntamientos del País.

De lograr esto disminuiría el peligro de someterse a un explosivo y divisorio balance post electoral signado por una materialización casi plena de la estrategia electoral del peledeísmo.

Un mal desempeño y peores resultados electorales en comparación a las congresuales y municipales anteriores, aumentará el conflicto en las filas del perredeísmo, agudizará la división y confrontación entre su liderazgo, el desgano en su militancia y alejará sus posibilidades de retornar al control del gobierno central.

LA IZQUIERDA Y SU ALIANZA CON EL PRD; OTROS GRUPOS MINORITARIOS

Buscando evitar que nuevos grupos fueran cooptados por el bloque oficialista; de proyectar una imagen de progresismo político del cual está muy lejos de tener y de agenciarse posibles nuevos aliados de cara a las presidenciales del 2012, Vargas Maldonado, como cabeza del sector hegemónico dentro del PRD, dio curso a un proceso de apertura y mostró connotaciones practicas de aliarse a grupos tradiciones de la izquierda, lo que encontró oídos receptivos y reciprocidad en la mayor parte de su liderazgo.

De su parte, los grupos con aparente primacía en la coalición de izquierda participante en las elecciones, asumen un acuerdo parcial con el PRD buscando representación en los dos niveles de poder en juego, ampliar su influencia política-social y teniendo como estrategia de mas largo alcance disminuir el poder político que concentra en la actualidad el Presidente de la Nación y su Partido.

Sin embargo, otro sector de izquierda participante en las elecciones lo hace asociado al MIUCA-ACCION POR EL CAMBIO sólo en los lugares donde intervienen separados de los partidos tradicionalmente dominantes, con lo cual reiteran su oposición a practicar una política de alianza en el marco electoral con partidos como el PRD y el PLD.

Si bien ésta política de alianza puede producirles a sus promotores de izquierda beneficios tangibles e inmediatos, al ser insuficientemente explicada también puede generar, como al efecto ocurre, confusión y desencanto en sectores ciudadanos receptivos al discurso progresista y de izquierda.

Recordemos que aún tan temprano como menos de dos años atrás, quienes hoy practican esta política habían igualados a las elites del PLD y del PRD en responsabilidad con la grave situación que atraviesa la Nación y en el uso para beneficios propios de los espacios de poder bajo su control y su derrota, la de las elites, era asumida como condición primaria para iniciar un proceso de cambio en el país.

Quizás fuera mejor comprendido y aceptado este giro valorativo y de conducta hacia una parte de las elites partidarias, si en el país se hubiera producido, del 2006 a hoy, algún hecho político o militar sustantivo de connotación nacional que obligará a asociar a la mayor parte de las “fuerzas vivas” de la nación en contra de una de sus facciones y su expresión partidaria. Pero nada. El análisis frió y sereno nos presenta más de lo vivido durante el proceso electoral del 2006, con sus mismos verdugos y sus mismas victimas.

A esto hay que agregarle, que las diferencias políticas que puedan existir, y que existen, entre las cúpulas del PLD y el PRD son mayormente de matices, no reflejando, por tanto, visiones programáticas, doctrinales ni ideológicas contrapuestas. Lo que sí expresan estas diferencias es el afán desmedido entre su respectivo grupo de control, para ver quien somete a su dominio el Estado bajo la condición de “botín de guerra”, pero no como espacio fundamental para ejercer e implementar políticas, planes y programas que sirvan al bienestar de la gente, al desarrollo de la nación y a la democratización real del país.

De ahí que el practicar una alianza electoral, aun parcialmente, con el PRD de Vargas Maldonado, que no es el PRD de Peña Gómez, como el PLD de Leonel Fernández no es el de Juan Bosch, no contribuye al necesario cambio de rumbo que demanda la sociedad y que hay que trabajar para cristalizarlo. A lo que sí puede servir ésta alianza que aceptan, promueven y practican estas expresiones orgánicas de la izquierda dominicana, es a la estrategia de poder de un PRD desprestigiado por el abandono de sus principios y valores progresistas, por sus carencias programáticas y por un ejercicio desprovisto de ética en los órganos de poder que comparte con el también corrupto y desprestigiado Partido de la Liberación Dominicana.

Mas reducido al “sub-mundo” de la izquierda, ésta política impactará negativamente entre núcleos ciudadanos orgánicamente vinculados a sus promotores. Contrario a lo deseado, los desencuentros y separaciones se darán, debilitando aún más a la izquierda orgánica y afectando al mismo tiempo la identidad en construcción del nuevo campo progresista y contestatario dominicano, identidad que se ha de perfilar en la impugnación y diferenciación de la actual hegemonía partidaria y en la sustentación de la viabilidad de los fundamentos que puedan y deban darle curso a un nuevo referente político.

La crisis, confrontación y deserción se darán durante todo el periodo de campaña, corriendo el riego los partidos de izquierda de confrontar mayores problemas y dificultades al momento de pasar balance a una actuación electoral que probablemente no llene las expectativas ni propósitos establecidos.

En la lucha política-electoral como en la lucha extra-institucional no se improvisa, a no ser que se pretenda la muerte política en una o la muerte física-política en otra.

En el caso que nos ocupa, los logros electorales de un partido están muy vinculados a lo que el mismo sea al momento de decidir y diseñar su participación, a lo que puedan generar sus candidatos y propuestas políticas durante el curso del proceso, a los aliados que pueda concitar y al lugar que ocupe en la disposición de fuerzas de los grupos en lucha por el poder político de la nación.

Visto en un espacio más concreto, aunque aliadas en algunos lugares al PRD, las organizaciones de izquierda participantes con candidaturas en el actual proceso electoral carecen de fuerzas propias organizadas significativas y la enorme mayoría de sus candidatos/as no trasciende en la sociedad políticamente, aunque algunos puedan tener liderazgo comunitario. A esto se agrega su proclamación tardía y la consabida limitación económica y material que tradicionalmente nos ha caracterizado, lo cual puede resultar mortal en una contienda donde el factor económico desempeña un papel primordial en la aplicación de una estrategia de promoción, asentamiento y éxitos desde la óptica de la matemática electoral.

Además de las muestras orgánicas más conocidas y tradicionales de la izquierda, participan en el proceso electoral grupos locales y personalidades decentes y progresistas que impugnan la hegemonía que sobre el sistema multipardista nacional ejercen el PLD y el PRD.

Así conocemos la candidatura del prestante intelectual de izquierda Pedro Catrain, por la Circunscripción #1 del Distrito Nacional, en la boleta de Dominicano X el Cambio. Asociado a un proyecto alternativo denominado AUTOCONVOCADOS, la candidatura de Catrain marca distancia del montón por su discurso y su agenda, además de una conducta practica que le da sentido al ejercicio de la política, todo lo cual puede provocar el interés perdido en franjas de profesionales e intelectuales de tradición de lucha progresista hacia la participación política.

En esta misma dirección debemos evaluar la decisión de grupos mayormente locales como uno en Baitoa, Provincia Santiago de los Caballeros, y el movimiento SE PUEDE, relacionado al Padre Rogelio Cruz, el primero llevando candidaturas municipales en la boleta de DxC y el segundo representando, con candidatos y programa, la boleta del Partido Revolucionario Social Demócrata en la Provincia Maria Trinidad Sánchez.

Estas iniciativas tienen en común el vincular la labor comunitaria con la lucha institucional, diferenciándose de los partidos asumidos como responsables fundamentales del desmadre que ha vivido por décadas la Nación.

Sugiere, esta participación, una potencilizacion del liderazgo y trabajo de base, tras una estrategia de poder local. Lo mismo hay que decir de otras candidaturas contempladas en la boleta del MIUCA-Unidad por el Cambio. Sus limites, en tanto y cuanto no parece responder a una estrategia ni proyecto nacional de poder, no anulan su valor positivo ni pertinencia, por tanto hay que alentarla y apoyarla.

Contrario a la participación y al poyo de candidaturas se han pronunciado nuevos colectivos de izquierda como Movimiento Patria Para Todos (MPT) y Círculos Caamañistas, quienes alientan una abstención consciente en la ciudadanía.

La Asamblea Nacional Extraordinaria de Activistas del MPT del pasado 7 de marzo, se pronuncio por no apoyar “ninguna candidatura en el próximo proceso electoral, por los vínculos de los candidatos en forma directa o indirecta con los partidos tradicionales”, puesto que “la alianza con los partidos tradicionales genera confusión, y el MPT no contribuirá a crear confusiones en el seno del pueblo, ni se comportará como una organización ambivalente”.

Esta organización “aprovechará el proceso electoral para denunciar la exclusión social y la inequidad existente en el país, para difundir el Proyecto de Nación y trabajar en la conformación de la unidad político social y programático para rescatar la Nación de la voracidad de las fuerzas políticas tradicionales”.

Al fijar su posición sobre la coyuntura y la alianza de sectores de izquierda con el PRD, los Círculos Camañistas dijeron no compartir “ese rumbo, que solo puede contribuir a sembrar confusiones y a afectar la identidad y la independencia de las izquierdas y de las fuerzas progresistas en interés de lograr pequeñas e inciertas cuotas institucionales y la eventual continuidad de la “franquicia” electoral del MIUCA a un costo político muy elevado”.

Prefieren “un camino distinto, con una línea totalmente diferenciada de la partidocracia tradicional e impugnadora del sistema político vigente y de su Constitución, aun sin participar en las próximas votaciones en vista de las imposibilidades de hacerlo en otras condiciones más favorables, bajo otro formato y desde otras concepciones y lineamientos.(“Ante las elecciones del 2010” 19-11009).

DISMINUYE EL INTERES CIUDADANO EN EL ACTUAL PROCESO ELECTORAL

Aun con 26 franquicias electorales, pero 22 agrupadas en dos bloques, y con millares de candidatos/as, el actual proceso electoral no ha concitado un elevado interés ciudadano.

Esta falta de interés, que presagia un incremento en la tasa de abstención para procesos electorales de medio termino, encuentra explicación y justificación en una combinación de factores que tiene entre sus variables mas importantes la imposición de candidaturas, el tipo de candidatos y candidatas que aparecen en muchas boletas, las alianzas desprovistas de contenido programático y el notable incremento de una practica cada día mas repudiada como es el transfuguismo.

El incremento hoy de la abstención electoral estará muy asociado a un repudio consciente ciudadano, no a una irresponsable indiferencia ciudadana. Esto le confiere una cualidad especial a esta expresión de ejercicio político, como lo hubiera tenido el voto por “Ninguno” en caso de que la JCE hubiera posibilitado éste legítimo y democrático reclamo de un sector de la sociedad.

Un incremento notable en el nivel de abstención en este contexto electoral, en lo inmediato, lamentablemente, beneficiará a los candidatos/as del PLD y aliados, partido que ocupa la primera mayoría electoral dominicana.

Sin embargo, si el incremento del abstencionismo se sustenta en una condena expresa a esta forma de hacer política sin sentido ético ni propósitos colectivos, estaríamos ante un nuevo desafió y una nueva oportunidad para quienes aun pensamos y trabajamos para hacer posible la articulación de un nuevo, progresista y decente proyecto político que no tan solo sirva de contrapeso a las actuales opciones partidarias de poder, sino, y sobre todo, que pugne por alcanzar en el futuro mediato la condición de fuerza gobernante.

POSICION DE ALIANZA PAIS SOBRE LA VOTACION EL 16 DE MAYO

Terminado el proceso electoral del 2006, en el cual participamos en la boleta del MIUCA y con la candidatura del compañero Guillermo Moreno, fuimos de los sectores convergentes que asumimos la decisión de construir una nueva, progresista e incluyente entidad política; de buscar su reconocimiento electoral y de ser posible participar con boleta y candidaturas propias en el actual proceso que concluye con la elección de los nuevos representantes a los poderes Congresional y Municipal.

No todo lo presupuestado resultó posible. De hecho, el haber iniciado el 15 de octubre del año pasado los trabajos para el reconocimiento electoral de la entidad que denominamos Alianza País, por la magnitud de dicha tarea, ya resultaba imposible nuestra participación con boletas y candidatos propios en las elecciones de medio termino del año en curso.

El reconocimiento electoral de Alianza País y su construcción primaria en por lo menos los municipios cabeceras de las 31 provincias del país y en el Distrito Nacional, además de las principales ciudades del extranjero receptoras de inmigrantes dominicanos, se convirtió nuestra tarea y propósito centrales, todo lo cual aun buscamos cumplir para antes del 16 de mayo.

Por eso, al abordar lo relativo a la actual coyuntura electoral hemos fijado una posición que el compañero Guillermo la ha resumido de la siguiente manera:

”Hemos dicho en forma muy clara que Alianza País asume la participación en los procesos electorales como la vía para acceder al gobierno y a las distintas formas de representación política en el Estado".

Para las elecciones de 2010 tenemos una situación muy particular.

Al momento de decidir iniciar el proceso de reconocimiento electoral de Alianza País, por la dimensión de la tarea que nos propusimos, estábamos decidiendo que no podríamos participar con candidaturas propias en las elecciones de 2010”.

En las ocasiones en que compañeros de la coalición de izquierda participante en el proceso nos han plateado lo relacionado a nuestra posición sobre la coyuntura, le hemos dicho lo siguiente:

1) “Asumimos una línea de diferenciación de las propuestas y prácticas de los partidos tradicionales y en ese sentido no participamos en ninguna forma de las candidaturas tradicionales. Las cúpulas de esos partidos son parte del problema a resolver y no son parte de la solución de los problemas del País.

2) En todas las comunidades donde se postulan candidaturas independientes de esos partidos tradicionales y que sean ciudadanos/as honestos, identificados con las aspiraciones de cambio de nuestro pueblo, los hombres y mujeres de Alianza País debemos darle nuestro apoyo sincero y desinteresado y promover que además de nosotros también voten por ellos nuestros relacionados, en las elecciones de mayo de 2010.

3) en razón de que Alianza País ha decidido buscar su reconocimiento electoral, y sobretodo, que nos hemos propuesto concluir el expediente antes de las elecciones de mayo de 2010, no es posible que los hombres y mujeres de Alianza País asuman candidaturas de cualquier tipo para las elecciones de mayo de 2010”.

En otro momento en que ratificaba la posición del proyecto, el compañero Moreno lo hace en los términos siguientes:

“No compartimos los acuerdos con ninguno de sus candidatos (de las cúpulas del PLD-PRD-PRSC), no importa quién sea ni los papeles que haya podido jugar en un momento determinado. Lo determinante es al lado de quien se colocan en estos momentos: si al lado de los responsables de este estado de cosas para continuarlo o al lado de quienes lo enfrentan para cambiarlo.

Precisamente, por el vacío en el sistema político de una real propuesta alternativa, tenemos que redoblar con más energía nuestro empeño en construir Alianza País como propuesta amplia y plural, objetivo que hoy se concreta en el reconocimiento electoral”. (26.01.10.)

En nuestra visión, para la creación de esta propuesta alternativa hay que ir a lo más profundo de la población.

Desechar el atractivo y relativamente fácil camino de buscar sumatorias de grupos establecidos, y asumir el trabajo de base con la gente sin partidos, con los activistas sociales en sus diversas expresiones y con profesionales de distintas ramas que viven un presente rodeado de serias limitaciones y sin claridad en lo que será su mañana. Hay que ganar para un proyecto de desarrollo nacional con sentido de justicia, como aboga Alianza País, a pequeños y medianos productores y otros sectores productivos que también sufren las consecuencias negativas de un modelo económico y social al servicio del gran capital criollo y extranjero.

Alianza País será una gran sumatoria de voluntades ciudadanas que aun creen en la viabilidad de un proyecto de nación sustentado en los mejores valores del pensamiento y la obra de nuestros antepasados; que aun creen que la Patria puede ser y debe de ser para todos/as; en que el bienestar debe alcanzar a la mayoría; en que la democracia, para ser verdadera, se ha de sustentar en derechos civiles y sociales fundamentales; en que la equidad de genero y social es un signo distintivo de cualquier sociedad que se aprecie de justa, como lo es también la defensa de la vida y el desarrollo de la nación en estrecha armonía con la naturaleza y el medio ambiente.
 
NUEVAS DISPOSICIONES Y MEDIDAS ESPECÍFICAS PARA EL TRABAJO INMEDIATO

Esta orientación, que comparto por considerar correcta, tenemos que acompañarla en este momento del curso político-electoral del país, con algunas disposiciones y orientaciones adicionales.

Por ejemplo y solo a nivel de enunciados:

-Dedicar a grupos específicos de aliancistas en los municipios donde tenemos representación, a trabajar para darle cauce orgánico a la simpatía generada por la propuesta de crear un nuevo proyecto político. Asumir esta tarea de connotación estratégica, a sabiendas de que la simpatía despertada en ciudadanos/as sin militancia partidaria, va más allá de los núcleos de personas operantes actualmente bajo la denominación de Alianza País.

-Buscar darle razón de ser y vida a los núcleos creados mas allá del trabajo por el reconocimiento electoral. Este termina. Ahora hay que intervenir en el debate político sobre temas que afecten directamente al municipio o la provincia que se represente, a la vez que prestarle atención, promover y/o intervenir en los reclamos sociales de sectores, comunidades o pueblos que sientan violados o negados derechos y reivindicaciones que les correspondan.

-En el ámbito macro desarrollar, y de cara a lo que resta de campaña, una especie de Jornada Nacional Ciudadana. Una que nos permita escuchar las voces y aspiraciones de quienes no han sido escuchados ni lo serán por líderes y partidos políticos que sólo están interesados en sus votos. Que nos ayude a entender y conocer mejor la sociedad dominicana de hoy. Una Jornada que contribuya a darle sustento y fundamento al proyecto de País a que aspiramos y que eventualmente presentaremos terminada la actual campaña electoral. Una jornada de reivindicación del valor y del poder del ciudadano.

A través de esta Jornada Nacional Ciudadana debemos de llegar, mediante encuentros organizados, a diversos sectores productivos y sociales del país.

Para esto sugiero considerar montar un encuentro con arroceros y parceleros del Nordeste pata abordar, entre otros temas, el impacto que tendrá en la actividad agrícola de la zona y en el medio ambiente los trabajos de explotación minera de la Barrick Gold en la Provincia Sánchez Ramírez.

Montar, en Santiago, un encuentro parecido con empresarios y sectores vinculados a la Zona Franca. No basta con decir que ésta área del comercio y la economía dominicana colapsó, hay que buscar opciones que permitan su continuidad desde una perspectiva mucho mas favorable al inversionista nacional y la mano de obra local.

El Turismo seguirá siendo una área de importancia en la captación de divisas y en la dinamización de algunas áreas de la economía. Pero aun puede resultar más útil para la economía nacional y las poblaciones de las provincias de mayor capacidad turística. También puede y debe de ser un turismo menos ofensivo a la dignidad del dominicano y al medio ambiente. Por eso, sugiero un encuentro con sectores vinculados a esta área del negocio y la economía. Hacerlo en Puerto Plata.

Mujeres y jóvenes son fundamentales para el desarrollo de la nación, pero también para la articulación e implantación de un proyecto político que busque conducir los destinos de la nación. Los políticos hablan mucho en sus nombres, pero no creo que sepan escucharles y mucho menos convertir en propuestas programáticas sus propias reflexiones. Un encuentro abierto, participativo y democrático con estos dos segmentos poblacionales y ciudadanos pudiera resultar de mucha utilidad en el diseño y el propio proceso de construcción de Alianza País.

El resultado de estos eventos nos permitiría presentarle al país en el 2012, aun sea parcialmente, las demandas y aspiraciones de los sectores consultados en el marco de una propuesta programática nacional no tan solo justa, sino también viable y realizable para la República Dominicana de Hoy.

Esta Jornada Nacional tiene que tener un componente propagandístico, el cual se ha de expresar en un incremento de la publicidad y la propaganda política por parte de los Núcleos de Alianza País, como también con un incremento notable en la presencia y participación del compañero Guillermo en la prensa y en el debate político nacional.

Sea bajo la forma y propósito planteados o con otra característica y contenido, la propuesta de una jornada nacional nos resguardar de auto exiliarnos de un proceso, que al margen de múltiples y justificados cuestionamientos, tiene relevancia toda vez que en el mismo estan en juego dos de los poderes del Estado, y porque genera la atención y la movilidad política de millones de ciudadanos/as.

Por demás, los límites y carencias señaladas a grupos minoritarios participantes en la actual contienda electoral, también se presentaran, en menor o mayor medidas, en las presidenciales del 2012, en la cual nosotros participaremos. Por eso es importante desde ya, actuar en el presente, pensando en el mañana.

11 de abril del 2010

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