El temblor de los prepotentes

Por Fidelio Despradel

Un tal Melvin Antonio Rivas Brito, que al decir de varios periodistas fue la persona que contrató a los paleros que agredieron los jóvenes frente a Funglode, representados por el doctor Carlos Balcácer, de generales bien conocidas en el país, el cual no mueve un dedo si no hay varios millones aportados por sus “destacados clientes”, a nombre de una indocumentada Fundación, se querelló contra Guillermo Moreno, por “malversación” de fondos de la Junta Central Electoral en las elecciones del 2008.

A las pocas horas, Guillermo solicitó cita a la magistrada Jenny Berenice, apersonándose a su despacho para ponerse a su disposición “en todo lo que pueda ser de su interés”.

Los integrantes de la corporación PLD, con su jefe a la cabeza, construyeron, en sus doce años de gobierno, y antes, un ambiente de impunidad y prepotencia nunca vistos, y cuando lograron, a “papeletazo limpio”, imponer todo un blindaje para que las protestas populares y la justicia no los alcance, de momento se encuentran con centenares de miles de voces que le gritan “ladrones, ladrones” y que plantean a los cuatro vientos que no descansarán hasta verlos tras las rejas.

El sueño de Alicia en el país de las maravillas, con su jefe paseándose por el mundo exhibiendo su prestigio como estadista y brillante conferencista, y quizás dirigiendo algún organismo mundial, ha terminado en una pesadilla, que apenas comienza. Y el temor de estos señores, muy fundado, es que este despertar de la sociedad termine por lanzarlos al zafacón moral y a la cárcel. Tan sólo la idea de imaginarse sentados en el banquillo de los acusados, empezando con su jefe y principal beneficiario, con millares de encolerizados ciudadanos y ciudadanas exigiendo justicia, los aterra y ha convertido sus sueños en una pesadilla.

Pero ellos no tienen menudo para responder las acusaciones de los millares de ciudadanos y ciudadanas, ni tampoco para responder a la querella, que como ciudadano y Presidente de Alianza-País interpuso Guillermo Moreno ante el Procurador de la República.

Enfermizamente prepotentes y creyéndose hasta esos momentos por encima de las leyes, la Constitución y la opinión pública, los miembros de la corporación y su jefe ahora lucen nerviosos y erráticos, lanzando patadas voladoras a diestra y siniestra, en la única forma como ellos pueden hacerlo: sin valentía, gallardía ni talante moral. Los centenares de comunicadores a su servicio, comprados con dinero del contribuyente, lucen erráticos, sin saber qué hacer. Y entonces colman la radio, televisión y prensa escrita de otras tantas sandeces, que como la pantomima del señor Melvin Antonio Rivas Brito, hunde cada vez más a la corporación PLD y a su jefe.