(eldia.com.do)
Diógenes de Sínope, filosofo griego, discípulo de Sócrates y apodado ‘El Cínico’, es más recordado a través de los siglos por su famosa anécdota de que andaba con una lámpara encendida a plena luz del día porque buscaba un hombre honesto y no lo encontraba.
Otra de sus anécdotas es la que nos cuenta que el rey Alejandro le fue a ver en el tonel donde vivía y le preguntó de qué modo podía servirle, a lo que el filósofo le respondió: “¿Puedes apartarte un poco, para que no me quites la luz del sol? No necesito más”.
Fue el mismo a quien un rico cortesano le dijo: “Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas”, a lo que él contestó: “Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey”.
Hago mención de Diógenes porque ayer recibí una visita que me hizo recordar el episodio de la búsqueda del hombre honrado, quedando convencido yo de que, si existiera el túnel del tiempo y el filósofo del cuento apareciera por estas latitudes con lámpara o sin ella, hubiera encontrado lo que buscaba en la persona del doctor Guillermo Moreno.
Rindo este testimonio por escrito y públicamente porque lo siento así, y pienso que al lanzarse a la arena política con las más altas aspiraciones, el doctor Moreno adecenta el ambiente y lanza un rayo de esperanza para el rescate de los valores éticos en crisis.
Desde este modesto rincón formulo votos porque, con muchos Guillermo Moreno en este país, los Diógenes de la antigua Grecia no tengan nada que buscar por estas latitudes.
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